"¡Qué guapa soy!"

SENTIDO GENERAL

   En esta, en apariencia, simple película se muestra una gran Ley, la de Mentalismo, que nos enseña que lo que pensamos es lo que atraemos a nuestra vida. Habla de que es importante cuidar el cuerpo físico, pero más importantes es cultivarnos a un nivel más interno, porque tarde o temprano es lo que vamos a manifestar. Y que con perseverancia y amor por lo que hacemos más una buena comprensión de lo verdaderamente importante, avanzamos con paso firme hasta la Victoria. 

   Con esta historia podemos comparar entre una vida monótona, triste, fea, oscura y sin sentido, y una vida luminosa, feliz, llena de belleza y alegría, en la que todo "problema" que se nos presenta supone una oportunidad para mejorar y evolucionar, dando así sentido a la vida. Esto radica solo en nuestra mente y en nuestra capacidad de decisión.

- Invocación de Ayuda Divina y contacto con la instructora: Renee va preparando su conciencia para el cambio, primero al ver la película "Big", y luego al pedir el milagro frente a la fuente, al hacer el decreto "desearía ser hermosa". Ella pide un milagro, y al dirigirse al Cielo, a la Divinidad, con Fe y determinación, obtiene una respuesta: aparece la instructora, Luna, para darle las herramientas necesarias para que ella misma pueda hacerlo realidad. 

   Conoce a la instructora en el gimnasio Soul Circle (el Ciclo del Alma), que representa al ashram, y los compañeros son el grupo espiritual. Luna le enseña la Ley de Mentalismo y el poder de la visualización, diciéndole:

    "El milagro ya se ha realizado, sólo deben abrir su corazón para recibirlo. Quiero que se miren al espejo y visualicen el cambio que han venido a buscar. ¿Es algo espiritual, es algo físico, es algo emocional? Quiero que te mires al espejo y no veas lo que ves normalmente. Hoy vas a ver lo que siempre has querido ver. ¿Están listos para ordenar su vida? ¿Están listos para cambiar su realidad? ¿Están listos para cambiar su cuerpo, para abrir su mente? ¿Están listos para recibir el milagro?"

   Después de escuchar este discurso, Renee se da un fuerte golpe en la cabeza, es decir, vive una crisis que produce en ella un cambio de conciencia. Entonces todo mejora: conoce al Cristo Interno (Ethan), logra el puesto de trabajo que quiere y conoce al Maestro (Lily). 

   Lily, la Maestra, quiere hacer llegar los productos a todos, simbolizando el trabajo del Maestro por dar a todos la Energía Divina. Lily reconoce el potencial de Renee para que la ayuda en este objetivo. 

   Renee cumple con su Dharma siendo la perfecta recepcionista. Todo va bien hasta que conoce a Grant, las tentaciones.

- Contacto con el Cristo Interno: después del trabajo de Luna y el cambio positivo de Renee, aparece el Cristo Interno, Ethan. Él la ve guapa desde el primer momento, manteniendo su Concepto Inma-culado. Ethan es "rarito", es decir, no se relaciona con el mundo habitual; la gente se burla de él y lo llaman "galletita", que es un alimento, en este caso el alimento del Espíritu. Ella es quien lo llama, y más adelante le salva de caer en la tentación que le ofrece Grant, ya que lo superior es una protección.

- La prueba de Renee: con todos sus logros, Renee comienza a actuar incorrectamente. Se vuelve orgullosa, vanidosa y clasista, tratando mal a sus amigas. El discípulo cae momentáneamente ante la prueba. 

  Entonces tiene la verdadera crisis al darse otro golpe con el que Renee se da cuenta, toma conciencia, de que ella no es solo lo que ve, sino lo que realmente es en su esencia. 

   Pero el desaliento la hace retirarse de todo, abandonar. Vuelve al gimnasio queriendo repetir el milagro, pero hablar con Mallory la hace reaccionar y junto a Mason, la mente, toma de nuevo las riendas de su vida, pero esta vez para darse cuenta de quién es realmente. 

   Renee al acudir a la presentación supera sus miedos y su vanidad, y descubre la verdad, es decir, fue su cambio interior la que la hizo avanzar. El discurso final que da la convierte en instructora. 

    Entonces su vida se restablece, volviendo con Ethan que le dice "siempre te he visto", porque el Cristo conoce nuestra verdadera naturaleza.