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"Lutero"

(Eric Till, 2003)

 

SENTIDO GENERAL

 

   Esta fantástica película narra la historia real de un iniciado, que pasó de estar dominado por el miedo y la superstición, a llegar a liberarse hasta el punto de liberar con él a otros muchos. Es la historia del estudiante espiritual que una vez que conoce la Verdad no puede contradecirla ni con sus pensa­mientos ni con sus actos, con tal valentía y fidelidad a la Verdad que está incluso dispuesto a poner en peligro su integridad física.

 

BANDA SONORA: (Pulsar play)     Lutero

   The Glory and the Power

   Richard Harvey

 


BANDA SONORA: (Pulsar play)     Lutero

   Luther Theme

   Richard Harvey

 


PERSONAJES Y SUS SIGNIFICADOS

 

             Personaje       Significado    
   LUTERO  Iniciado
   PADRE DE LUTERO  Anterior estado de conciencia
   PADRE JOHANN    Instructor
   CARDENAL CAJETAN   Manipulación, mundo de ilusión  
   TETZEL  Fanatismo                
     

 

EPISODIOS DESTACADOS

 

   En cierto sentido es graciosa la forma en que comienza todo: LUTERO, el iniciado, se promete a Dios por miedo a que le caiga un rayo. En este momento se muestra como una persona temerosa, supersticiosa e ignorante. Cumple su promesa y se hace sacerdote pero está agobiado por la culpa y su forma vivir la religión es fanática y atormentada.

 

   El PADRE DE LUTERO (representando el estado de conciencia anterior) no está de acuerdo; quería que fuese abogado. Sin embargo de cierta forma sí que se cumplió su deseo, sólo que sus dotes de abogado las emplearía con otro fin más elevado.

 

   En el monasterio es guiado por el PADRE JOHANN, su padre espiritual, su instructor. Él le ayuda a no vivir de forma tan tormentosa su fe. Le enseña que discutir con el "diablo" no nos beneficia, «él tiene mucha práctica». Ello equivale a aquello de «no os resistáis al mal». El sacerdote trata de despertar en Lutero el sentido común. Así le hace ver que en los dos años que lleva con él nunca ha confesado algo «mínimamente interesante». Le enseña que él no es malo, sino que no es sincero; y que Dios no está enfadado con él sino al contrario. También le ofrece consuelo y alivio, enseñán­dole a entregarse a Dios, la antigua versión de la Llave de Oro: «Soy tuyo, sálvame».

 

   Además lo envía a conocer mundo. Sabe que es importante abrir las fronteras de la mente para poder liberarse de los miedos y las ideas caducas y erradas. Sin embargo, Lutero vuelve nuevamente atormentado, pero de otra manera. Se ha dado cuenta de que hay muchos que utilizan los preceptos religiosos a conveniencia y por egoísmo, que otros son falsos... que puede comprarse hasta la salvación. El propio Lutero, tras subir los escalones que conducen a una iglesia, rezando en cada escalón, al llegar arriba y observar la escena, se da cuenta de que aquello no estaba bien.

 

 

   Los deseos de Lutero de purificar las prácticas religiosas le llevan a fregar el piso con mucho celo. Lutero está juzgando lo que debería ser y lo que es. El Padre Johann se lo refleja a través de su tarea de limpieza. Le dice que los demás se comparan con él y que ante la diferencia «o aprenden a fregar como él o buscan la forma de hacer su trozo (el de Lutero) menos brillante». Este comen­tario delata que la aspiración de Lutero es más grande que lo cotidiano (y también que despierta envidias). Por eso le ofrece la oportunidad de acceder al conocimiento divino más directo, envián­dole a estudiar Teología. Lo manda a aprender, a leer en primera persona de la fuente, las Escri­turas, «Cristo en persona», le dice.

 

   También le envía a predicar, y como le ocurre a muchos discípulos, no se siente preparado, pero su padre espiritual le da un clave interesante: «predicamos mejor sobre lo que necesitamos saber»; a menudo enseñar es la mejor vía para aprender, porque te obliga a salir de ti mismo, a desarrollar la adaptabilidad, a volcarte en el otro, y así será en su caso. El Padre Johann le muestra su vía de servicio, la instrucción, diciéndole que tendrá la oportunidad de cambiar mentes, de abrir ojos, y eso es lo que quiere Lutero, como todo iniciado, cambiar las cosas, mejorarlas.

 

   En una nueva etapa en la vida de Lutero. Con los nuevos compañeros sacerdotes puede comparar la vida de éstos, compasivos y bondadosos (por ejemplo al comprar la leña a Jana), con la de las prácticas de las “altas jerarquías” (como el miedo de Otto a tener que pagar por los sacra­mentos del nuevo sacerdote).

 

 

   El acceso a la enseñanza directa al poder leer el Nuevo Testamento libera definitiva­mente a Lutero de los miedos, supersticiones y falsas creencias del pasado. Tiene las cualidades mentales del iniciado: inteligencia, discernimiento, capacidad analítica y razo­nadora, además de estar muy informado. Así comienza a cuestionar muchas ideas aceptadas, incluso a sus profesores, por ejem­plo si sólo dentro de la Iglesia de Roma está la salvación. Para Lutero, que está comprendiendo las Escrituras, esta idea no tiene sentido. Él dice: «Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo. Cuanto más univer­sales hacemos estas palabras más cerca estamos del pensamiento de Cristo.» Él mismo concluye con una idea revolucionaria teniendo en cuenta que seguía cierto sacerdote: «La salvación puede existir fuera de la iglesia aunque no fuera de Cristo.»

 

   La nueva conciencia de Dios que Lutero ha descubierto y expresa es la de Dios Amor, Dios Compasión. Por eso puede trascender las creencias acerca del suicidio, cuando el niño Tomás se quita la vida. Ha desarrollado la sabiduría que mueve la Compasión y el sentido común. Y además se le ofrece la oportunidad de enseñarlo. «Dios tiene que ser miseri­cordioso. Dios es misericordia», expresándolo ya no como una posibilidad deseable, sino como un hecho real que él ya había descu­bierto. Por eso, contra toda oposición, actúa con seguridad al enterrar al niño en suelo sagrado. Toda esta escena es conmovedora, en especial cuando usa para el chico la misma frase que le consolaba a él «Es tuyo Señor, sálvale», y le regala su cruz.

 

   Con esto se inicia una nueva etapa. Ya no es un estudiante sino que empieza a enseñar. Se diri­ge a todo el mundo y les enseña las Escrituras en su idioma. Tiene unas excelentes capacidades dialéc­ticas. Sabe expresarse con claridad y sencillez y llega con facilidad a sus oyentes. Les habla para cambiarles la conciencia. Les enseña que los que ven un Dios enfadado no Le ven realmente. «Le ven tras una cortina como si una oscura nube ocultara todo Su rostro. Si de verdad creemos que Cristo es nuestro Salvador entonces tenemos un Dios de Amor y ver a Dios en la Fe es poder contemplar su corazón amable.»

 

   Lutero posee otra de las cualidades deseables en un iniciado, el sentido del humor, y además lo emplea, junto con la elocuencia, para ridiculizar las supersticiones, dejarlas en evidencia. También para delatar los intereses económicos de la religión.

   A pesar de lo “revolucionarias” de las ideas de Lutero, éste siempre va a contar con apoyo, tanto de las gentes del pueblo como de la Facultad y de personas influyentes, en especial del Prínci­pe Federico y su secretario Spalatin. Esto hace “sospechar” que Lutero es el vehículo de la Divini­dad para purificar las creencias religiosas de la época. Era el momento porque existían conciencias receptivas que ya esperaban el cambio. Aún así, incluso los que le defienden, como FEDERICO y SPALTIN, al principio quieren convencerle de que sea cuidadoso. Ellos veían en Lutero su grandeza pero no tenían aún su visión. De hecho Federico era el dueño de las reliquias que se exponían y que supuestamente liberaban del purgatorio. Posteriormente, la presencia de Lutero producía tal cambio en Federico que las reliquias perderían todo significado y valor para él, todo ello sin siquiera cono­cerlo en persona. «Por sus frutos los conoceréis». Es significativo que recibiese de manos de Lute­ro el regalo de la primera traducción del Nuevo Testamento al alemán. Al deshacerse de las reliquias había hecho en su conciencia el espacio necesario para ahora recibir el Conocimiento Espiritual. Él mismo lo dice: «Cuando era niño pensaba como un niño, y ahora gracias a los adultos he tenido que unirme al mundo de los adultos y estoy horrorizado por lo fácil que creían que era sobornarme.» Se hizo consciente de que antes era fácilmente manipulable porque estaba apegado a costumbres, ritos y reliquias.

 

   Durante mucho tiempo, muchos han sido manipulados, dominados por el miedo. Es la forma más antigua de ejercer poder sobre otro. Lamentablemente la Iglesia también usó esta estratagema y en esta película queda muy bien expresado. La representación del juicio final y las argucias de Juan TETZEL para convencer a los desesperados y temerosos para recaudar fondos, es indignante. Por contra, la actuación de Lutero revelando la verdad (por ejemplo a Jana cuando creía que había salvado a su hija) es ejemplar, porque lo hizo a pesar de que con ello rompía una ilusión que podría considerarse justificada. Pero no es así, es la Verdad la que libera, por eso le dice que confíe en el Amor de Dios.

 

   Así que Lutero, como disipador de oscuridades, denuncia todo lo que Juan Tetzel está ense­ñan­do erróneamente y sus palabras tienen eco rápidamente, hasta el punto en que incluso le trascienden porque empiezan a extenderse más allá de su deseo original. En su escrito incluye tanto correcciones («Cristo no ordenó predicar indulgencias sino el Evangelio»), máximas morales («El que socorre al pobre realiza una obra mayor que si comprase indulgencias»; «si vivimos la Palabra por la Fe, amándonos y ayudándonos mutuamente no precisamos temer el juicio de ningún hombre»), como críticas directas («Si el papa puede vaciar el purgatorio porque no lo hace por amor»).

 

   Hay otros personajes en la película que son interesantes de analizar. Por ejemplo el CARDENAL CAJETAN y su pupilo ALEANDER. Estos quieren salvar a la Cristiandad, pero sin embargo no queda muy claro si sus intereses son verdaderamente altruistas. Cajetan anhela el cambio pero no tiene ni la visión ni los medios para hacerlo, y trata de provocarlo a través del Papa. Parece más bien una representación de la figura dominante y manipuladora de la iglesia. Sabe que las cosas no van bien, pero no quiere el cambio para arreglarlas. Da la impresión de que quiere salvar a la iglesia no a la Cristiandad. Sin embargo mostró lucidez en cuanto a que fue capaz de darse cuenta de dos cosas: de la grandiosidad de Lutero y de que no basta reconstruir una iglesia para reformar una religión.

    Es interesante destacar cómo la utilización de la imprenta para fines de difusión. La Reforma protestante se aprovechó enseguida de esa tecnología entonces naciente, y sacó un gran partido de ella. Se muestra durante breves segundos una imprenta gutenberguiana en pleno funcionamiento: el entintado de la forma, el manejo de la prensa y los pliegos que salen atados en paquetes.

 

   Es tal la influencia que Lutero comienza a tener, que incluso su padre físico reconoce, a su manera, lo honorable de su lucha. Es sorprendente con qué facilidad las enseñanzas de Lutero son acogidas por casi todo el mundo. Ello delata que en realidad Lutero fue la voz valiente que se alzó para expresar lo que ya muchos creían pero no decían porque estaban dominados por el miedo y la ignorancia. Tocaba ya esa reforma, ya estaba la necesidad en la conciencia de todos. Lutero así, asume la figura de un salvador del mundo, una luz del mundo, literalmente. Y es maravilloso que desde el comienzo se empiezan a ver resultados, tal como en Jana y en su hija que al creer en Dios amor empieza también a creer que puede sanarse y comienza a caminar; y también en los rostros de mu­chos: parece que se hubiesen dulcificado, que perdiesen la carga de dureza y tristeza que expresaban antes.

 

   Sin embargo, los que están acostumbrados al poder y a los beneficios que les reporta no están tan dispuestos a dejarle actuar. En las palabras del Cardenal Cajetan cuando le expresa que es me­jor que las gentes crean que las bulas son reales porque dan consuelo a los cristianos sencillos, hay implícita un sentimiento de burla y menosprecio hacia las gentes. Primero inventan el castigo, luego el alivio para él, y encima hay que agradecer que ofrezcan dicho alivio.

 

   Lutero es consciente de que aquello que defiende le trasciende a él mismo, por eso, a pesar del evidente miedo que siente, no puede retractarse de lo dicho, a menos que, como bien dice, se le demues­tre con la Enseñanza, que está equivocado. No está dispuesto a reforzar el error. El Cardenal se da cuenta de que Lutero no es ningún simplón, sino una persona preparada, hasta el punto en que le corrige y le enseña. Pero esto es demasiado para el orgullo del Cardenal.

 

   Así que el Padre Johann, para no tener que entregarle le quita los votos, aunque le deja claro que eso sólo será un gesto externo, porque le despide diciéndole que será su padre espiritual hasta que muera.

 

   Lutero tiene que huir por hablar de la Verdad. Hoy, gracias a él y a otros que actuaron de la misma forma, nosotros podemos analizar libremente las Enseñanzas Espirituales y extraer de ellas, libremente, toda la Sabiduría que contienen.

 

   La escena en la que el Padre Johann le corta el pelo mientras le habla me resultó muy signi­ficativa. Allí se observan dos cosas: el amor de Lutero por su padre espiritual, pero también que el discípulo superó al Maestro. El Padre Johann quiere protegerle, pero Lutero es consciente de que su “misión” de cambiar conciencias iba a exigirle un precio; es un sagrado oficio, un sacrificio, el de cambiar las cosas hacia el bien.

   Su actuación en el juicio es ejemplar, en especial porque denota que era consciente de que lo que se enjuiciaba le trascendía. Ello es evidente porque no se retractó a pesar de que estaba clara­mente temiendo por su vida. Es otro hecho que delata su condición de iniciado, puesto que colocaba la Verdad por delante de su egoísmo personal, aunque ello supusiese la muerte. Pero sus dotes de abogado le hacen “ganar” el juicio aunque aparentemente no sea así, porque con su gran “elocuencia” al defender sus escritos, gana nuevos adeptos.

 

   Tiene que huir y nuevamente el Príncipe Federico le protege. A mí me pareció que fue de sentido común que una vez que ya no podía hacer más, se escondiera. Además porque aprovechó el tiempo para traducir el Nuevo Testamento. Un discípulo siempre encuentra qué hacer (constructi­va­mente hablando). Aquí, la película deja en evidencia algo muy interesante: la dificultad de traducir textos espirituales, lo fácil que es tergiversar una idea, a propósito o sin intención. Nuevamente nos podemos preguntar qué textos se mantendrán suficientemente puros como para que puedan ser una guía espiritual.

 

 

   Sin embargo, el fanatismo vuelve a manifestarse pero, curiosamente, ahora usando como escu­do las propias palabras de Lutero. Se demuestra así que la mente fanática puede usar hasta la verdad más grande para justificar la idea más contraria a ella misma. Así que nuevamente Lutero ha de emplear su valentía para enfrentarse esta vez a quienes aparentemente le entendían y defendían. Como decían en Harry Potter, para enfrentar al enemigo hace falta valentía, pero aún más para enfrentar al amigo.

 

   Algunos cambios requieren grandes crisis. Suele ser el caso cuando las viejas ideas están incrustadas, petrificadas. Así que Lutero va a tener que ser testigo de dicha crisis. Debe ser muy difícil ver cuánto sufrimiento innecesario provocan los cambios, a pesar de que son positivos. En cierta forma ayuda a entender por qué antes de grandes cambios mundiales existen también etapas de crisis, con catástrofes de todo tipo. 

   

   La intervención de Lutero con los Príncipes para que se enfrentasen al Emperador Carlos me pareció genial. Es un líder nato. Son príncipes y sin embargo Lutero les impulsa, les insta a ser valien­tes, les muestra la oportunidad que se halla frente a ellos: «Si cedéis el cometa brillante de nuestra fe se hará añicos y se reducirá a unas pocas antorchas aisladas chisporroteando en un oscuro universo.» Haciéndoles ver que de ellos dependían aquellos (las antorchas aisladas) que habían tomado esta misión del cambio de conciencia (el oscuro universo). Creo además que era fundamental que no les acompañara, demostrando así que Lutero sabía hasta donde debía actuar para luego dejar que actúe el que corresponda. Recordé cuando el Maestro Jesús les dijo a sus discípulos que Él debía irse para que la grandeza de ellos pudiese manifestarse, para que dejaran de recostarse en Él.

 

   La única consecuencia posible ocurre: los príncipes se enfrentan y vencen gracias a su valentía y capa­cidad de sacrificio.

 

   El final es maravilloso (y un alivio). Mientras enseña a los niños con dulzura, insistiendo en el amor de Dios y la compasión, recibe la noticia de que sus enseñanzas ya no serán perseguidas, abriendo así las puertas de una nueva libertad religiosa.

 

   Resulta impactante pensar cuánta influencia tuvo un solo hombre, y me río al pensar que, al menos aparentemente, todo empezó porque tenía miedo a morir por un rayo.

 

(Comentado por Fela Galván)